¿Quién es el responsable de generar un ambiente emocionalmente saludable en las aulas?

La inclusión de la educación socioemocional como parte de la currícula escolar es un logro pues es parte fundamental del desarrollo de un(a) niño(a), pero la responsabilidad no es solo de los docentes, los padres de familia y el estudiante mismo también juegan un rol fundamental.

Por: Mosaico Medios

 

Para lograr un ambiente emocionalmente saludable en las escuelas debemos involucrarnos como padres, y como docentes no debemos dejar todas la tarea de educar en emociones a los padres. Para comprender los retos y descubrir las formas en que podemos lograrlo primero debemos tener claridad en ciertas cosas. El aula no solamente es el salón de clases, sino es todo el contexto escolar que acompaña al alumno: compañeros, maestros, personal y el papel de la familia. El ambiente escolar es la interacción entre todas las personas involucradas en la escuela, también se refiere a la relación entre los pares y a la aceptación o rechazo que se tiene entre los compañeros, y para poder conocer cómo es el ambiente para nuestros hijos hay que apelar a su vivencia pues no es algo que se pueda ver a simple vista. 

Generar un ambiente saludable también viene desde el niño pero cuando están acostumbrados a que todo lo que les rodea sea tan inmediato y todo les produzca placer (satisfacción), en el momento en que algo no les genera placer, como puede ser una clase, se aburren y lo desechan. Puede pasar entre los compañeros, cuando no saben cómo dialogar empujan al otro o avientan los libros. Parte importante del desarrollo socio-emocional es enseñarles a identificar qué traen dentro, desde dónde viene esa emoción y cómo la expresan en acciones o reacciones. Los golpes y los gritos llegan cuando los niños no tienen otros recursos para lidiar con las situaciones que se les presentan. 

Existen una idea generalizada de que los docentes son los responsables de lo que sucede en el aula, pero los mismos niños también hacen el ambiente de bienestar o malestar, ellos deben aprender la responsabilidad que tienen al ser parte de un grupo. A todo el personal de la escuela y a los docentes les toca acompañar a los niños para ayudarlos a enfrentar esos conflictos que surgen.

¿Cómo participo yo como padre si en la escuela no estoy? Y como docente ¿sólo me toca transmitir conocimiento y la educación emocional viene desde casa? En realidad les toca a todos formar en emociones: a los padres, a los profesores e incluso a los mismos niños -porque están construyendo su propia vida-. Es difícil a veces comprender esto último porque queremos construirles a los(as) niños(as) una realidad bonita, queremos darles todas las facilidades y no queremos que sufran pero es inevitable, la idea que debemos fomentarles es que ellos pueden hacer cambios, en ellos está el hacerse responsables de ciertas cosas y tienen la capacidad para realizarlo. Los alumnos tienen la capacidad de dialogar y pueden involucrarse, pueden generar estados de bienestar por ellos mismos, pueden ser proactivos en lugar de estar esperando desde fuera que decidan por ellos. Hay que dialogar con ellos y confiar en la capacidad de autogestión y la capacidad de involucrarse que tienen.

A los padres de familia les toca cuestionar su propia conducta, sus creencias y actos para ver si realmente se está dando el ejemplo de ser empáticos, solidarios, honestos, etc. Hay que identificar qué mensajes transmitimos a nuestros hijos como padres, si les decimos cosas como: “si te aburres en la escuela voy por ti”, “no le hagas caso a la maestra”, “no importa que no hagas la tarea si estás cansado”, pues por creer que de momento estamos ayudándoles, el día de mañana esto no los va a ayudar a enfrentar otras situaciones. 

A los docentes les toca aterrizar los conceptos en cosas concretas y prácticas para lograr que los niños adquieran herramientas socioemocionales. Al enseñarles emociones y valores no es suficiente con dejar la enseñanza en concepto o idea, sino que debe tener proyecciones a futuro (¿de qué les servirá?) y además requiere ser coherente cada enseñanza con las circunstancias que los rodean.