Sexualidad y salud mental ¿cómo se relacionan?

La salud mental y la salud sexual son bidireccionales, no se pueden separar, pues la salud sexual tiene que ver con el ejercicio del bienestar, físico, emocional y sociocultural vinculado con la sexualidad. Aunque comúnmente se tiene la idea de que sexualidad es sexo, no es lo mismo. Aprendamos a diferenciarlas. 

Por: Mosaico Medios

 

Hablar de sexo y de sexualidad no es lo mismo, pues la sexualidad integra identidad, género, erotismo y orientación sexual, además de sexo. La sexualidad nos acompaña desde que nacemos y la llevamos por todos lados, se expresa en cómo nos movemos, cómo nos vestimos, cómo nos expresamos y hasta cómo miramos. Hablar de sexo es hablar de la parte biológica que nos diferencia de hombre a mujer; hablar de género es hablar de una construcción social que evoluciona a través del tiempo de lo que se relaciona con lo masculino o lo femenino; hablar de erotismo se refiere al potencial de cada uno de poder disfrutar y experimentar distintas sensaciones físicas, emocionales o relacionales. Así, la educación para la sexualidad implica el conocimiento de mi cuerpo, las sensaciones, las emociones y todo aquello que está vinculado con el derecho a una educación integral.

La sexualidad implica diversidad y cuando hablamos de una sexualidad sana no nos referimos a la heteronorma, en donde lo más frecuente se asocia con lo normal y con lo sano, y lo menos frecuente se asocia con lo no-normal y no sano. A pesar de que en la sociedad lo más frecuente es lo que se normaliza (lo heterosexual por ser mayor en cantidad), lo normal en la sexualidad es lo diverso, ya que cada uno tenemos diferentes formas de vivir y experimentar nuestra sexualidad y las expresiones sexuales son diferentes. Éstos prejuicios valorativos solamente limitan la expresión de las minorías sexuales.

La salud mental y la salud sexual están directamente relacionadas, pues la salud sexual tiene que ver con el ejercicio del bienestar, físico, emocional, sociocultural vinculado con la sexualidad (como un todo). Por ejemplo, en un caso de violencia sexual se afecta la salud mental y cambia la percepción del entorno y de sí misma, este cambio en la cognición afecta su salud mental y cómo vive o no vive su vida sexual. 

Para tener una salud sexual favorable existen derechos para todos como el derecho al placer, a la educación sexual integral, a acceder a servicios de salud y a la información para ejercer la sexualidad de manera libre. La salud sexual es cómo me vinculo con mi cuerpo, cómo lo cuido, cómo le doy placer o al contrario, entender si reprimo, si anulo el placer, etc.