Pautas para acercarse y ayudar a hijos adolescentes

Durante la adolescencia se empieza a formar un juicio autónomo y propio y se sienten emociones que no se habían tenido antes, por lo que es parte natural de esta etapa el cuestionar normas y buscar otros caminos. Una de las grandes preguntas que surgen como padres es ¿cómo me acerco a él(ella), cómo ayudarlo(a)? Aquí te brindamos recomendaciones puntuales.

Por: Mosaico Medios

 

Durante los primeros tres años de vida desarrollamos el vínculo y la confianza básica, por lo que debemos comenzar a formar la relación con nuestros hijos y su autoestima desde que son muy pequeños. Los mecanismos de afrontamiento serán distintos si como padres estamos en alguno de los dos extremos: si sobreprotegemos o no les prestamos atención. Hay que hacerles saber a nuestros hijos que estamos ahí para ellos pero al mismo tiempo hay que enseñarles a ver por sí mismos y resolver sus dificultades. Como padres debemos modelarles a los pequeños cómo hacer las cosas. Cuando son muy pequeños nos sentimos muy responsables de ellos, de su salud y bienestar, mientras más van creciendo debemos hacerlos responsables poco a poco de su propia vida y decisiones. 

Para acercarnos a los adolescentes debemos hacerlo desde nuestro sentimiento y emoción, no desde el regaño porque ahí cerramos la puerta de entrada y nuestro objetivo debe ser abrir la puerta a que ellos hablen y se expresen. Por ejemplo, si queremos ayudarlos podemos decir “Estoy muy preocupada(o) por esto que haces, ¿dime qué pasa?” sin juicios, para así lograr un apoyo en lugar de un rechazo a lo que está haciendo por nuestro propio miedo o el enojo que esconde detrás una preocupación. 

 

Pautas para ayudar a nuestros hijos en temas sensibles como sexualidad y adicciones:

  1. No prohibir 
  2. No acercarnos en modo de interrogatorio, sino desde la emoción para generar una confianza poco a poco. 
  3. No decirles las cosas como tienen que hacerlas sino cuestionarles las razones por las que así lo hacen para que ellos reflexionen sobre sus propias conductas. 
  4. Hacerles saber que son valiosos y su cuerpo tiene que ser cuidado, que merecen estar bien. Pero esto no se forma con sólo comentarlo, se construye con todas las actitudes que tenemos hacia ellos a lo largo de todo su crecimiento. 
  5. Ayudarles a resolver los conflictos de a poquito y acompañarlos durante el proceso. Reconocerles los logros que vayan teniendo al intentar mejorar por pequeños que sean.