¿Cómo podemos apoyar como sociedad a los(as) niños(as) de desarrollo atípico?

Tanto para los niños(as) con trastornos del espectro autista como para aquellos con síndrome de Down, es necesario hacer cambios sociales: en el aula, en casa y en general como sociedad para romper estereotipos y juicios. Para todo ello, el primer paso es informarse.

Por: Mosaico Medios

 

Para los niños(as) que se encuentran dentro de los trastornos del espectro autista y aquellos con síndrome de Down, debemos hacer cambios sociales. Para ambos casos se debe capacitar a los docentes, existen muchos métodos bajo los que se puede trabajar como por ejemplo el sistema de pares de los mismos alumnos con sus compañeros, aunque se debe tener claro que el comportamiento de cada pequeño será distinto. También, los adultos necesitamos desarrollar nuestras propias habilidades sociales para poder motivar las relaciones sociales de los niños(as), tanto los docentes como los padres. 

Dentro del aula escolar se deben integrar otras herramientas de apoyo, incluyendo la participación de un terapeuta adicional al maestro(a) pues en la escuela es donde pasan la mitad de sus vidas y es donde socializan. Pero para lograr un acompañamiento exitoso, primero se debe saber qué necesitan los niños para ir construyendo modelos distintos, así del diagnóstico dependerá el tipo de apoyo que se implementará. Al ser un asunto de atención individual, es un reto que se tiene que abordar con pautas y con colaboración de todos para llevarlo al aula.

Por parte de los padres, pueden hacer una bitácora del niño que apoye al docente a conocer mejor al niño(a) que incluya aspectos como: ¿hay articulación de lenguaje? ¿cuáles son sus rutinas y hábitos? ¿qué le gusta, qué le molesta? ¿necesita algún objeto de seguridad? ¿necesita apoyo con su higiene personal? Esto ayudará a la labor docente pues al conocerlo mejor el maestro podrá decidir qué sí luchar y qué no, que sí pedirle y qué no, en qué insistir y qué no, de forma particular. Otro aspecto importante es poner límites claros y consecuencias claras por parte de todos los adultos.

Como sociedad, tenemos que trabajar el estigma y el miedo hacia estos trastornos, informarnos para darle lo que necesita el niño(a), por ejemplo: permitirle cargar su trapito que necesita para sentirse seguro, o tener sus colores todos rojos, llevar su pelota especial a la escuela, etc.). Así podremos ir comprendiendo cómo se relaciona el niño y permitirle que poco a poco se vaya relajando socialmente y vinculando a su tiempo, pues son altamente sintientes y forzarlos sólo les provocará ansiedad y miedo. Todos los niños, con o sin alguna condición, necesitan mugre, raspones, convivencia, salir al parque a jugar, por lo que también debemos fomentar y motivar la integración de estos niños y niñas con desarrollo atípico.

La información es vital para romper estereotipos y juicios, como sucede en el caso de recibir un diagnóstico de trastorno autista que inmediatamente se piensa que es sinónimo de disfunción y esto no es cierto, la autonomía es posible. Las áreas a abordar en el caso del espectro autista son el juego simbólico, el lenguaje, la atención conjunta y la imitación. En el síndrome de Down se debe valorar la autonomía dependiendo del nivel de discapacidad intelectual, sí será posible si es leve, si es moderada a lo mejor no será posible la autonomía. Lo primero es acercarse a un especialista para hacer el diagnóstico y determinar qué tipo de apoyo es el que se requiere de forma individual.