Salud mental en adultos mayores: hablemos de deterioro cognitivo

Hemos prolongado la esperanza de vida y el reto hoy es envejecer de manera activa, saludable y cuidarnos de manera colectiva. Una parte importante que debemos procurar en cuestión de la salud en la tercera edad es el deterioro cognitivo. ¿Se puede prevenir? ¿Qué hacer ante ello?

Por: Mosaico Medios

 

De acuerdo a la ONU América Latina va a crecer 4 veces más en adultos mayores con respecto a Europa (que será del doble). Para este 2020 son más las personas mayores de 60 años que los niños menores de cinco. Hemos prolongado la esperanza de vida y el reto, más allá de alarmarse, es envejecer de manera activa, saludable y cuidarnos de manera colectiva: toda la sociedad y la familia debe de participar. Otro hecho a tomar en cuenta es que hay más mujeres adultos mayores que hombres. Esto nos obliga a cambiar la forma de plantear el envejecimiento y es una tarea de todos que apremia.

Una parte importante del cuidado de la salud en la tercera edad es el deterioro cognitivo que se refiere al desgaste de la capacidad cognitiva: el funcionamiento mental empieza a fallar en aspectos como la memoria, la percepción, la atención, la conciencia y las habilidades motrices que forman parte de las funciones cognitivas. 

Darse cuenta a tiempo de un posible deterioro es sumamente importante para atenderlo antes de que se convierta en una demencia. Aunque pensemos que por ser viejos es normal olvidar cosas, podría no serlo y tratarse de deterioro cognitivo. Un foco rojo es cuando lo que siempre recordaba esa persona antes ahora ya no lo recuerda como eventos importantes que siempre había tenido presentes o perder el hilo de las conversaciones al estar hablando, más grave es cuando hay olvidos peligrosos que ponen en riesgo a la persona o a los que lo rodean. Hay que estar alerta para recurrir a un especialista cuando hay pérdida de la capacidad funcional. 

Ser adulto mayor no es igual a demencia. La mayor parte de las personas que la presentan sí son adultos mayores pero no ocurre exclusivamente en esta etapa. Otro dato relevante es que el 90% de los casos de demencia no son hereditarios y la demencia puede ser prevenible desde edades tempranas. La clave está en el estilo de vida que llevemos: realizar ejercicio con frecuencia, llevar una buena alimentación y evitar el consumo de sustancias que deterioran la salud en general, entre otras. La obesidad se ha convertido en un gran riesgo para la demencia en México ya que somos el segundo país con obesidad en adultos y el primero en niños. Ésta enfermedad así como la diabetes, la hipertensión u otras enfermedades crónicas degenerativas deben ser tratadas porque podrían apresurar el que se presente deterioro cognitivo. Hay muchos tipos de demencia, como aquellas que tienen antecedentes en otras enfermedades. Un ejemplo es la demencia vascularizada, en la que la hipertensión favorece que se presente deterioro y hasta puede haber alzheimer. 

El deterioro cognitivo es tratable y el principal objetivo del tratamiento es que éste no progrese en demencia. Algunas alternativas para su tratamiento son: el entrenamiento cognitivo y la lectura activa (que va más allá de solamente leer pues busca que se analice y reflexione: qué fue lo que leíste, de qué trató, cuáles son los personajes, etc.). Es indispensable que en todos los momentos del deterioro se tenga estimulación cognitiva.