Rompiendo mitos sobre el TLP o borderline

Para combatir el estigma sobre el Trastorno Límite de la Personalidad hay que conocer sus síntomas y lo que hay detrás de los mismos, para que se busque ayuda especializada, se atienda de forma adecuada y se forme una red de apoyo con los seres queridos.

Por: Mosaico Medios

 

Algunos mitos alrededor del Trastorno Límite de la Personalidad o Borderline son que solo se presenta en mujeres, que las personas que lo padecen son poco confiables o impredecibles y que tienen baja autoestima. Para poder combatir el estigma que pesa sobre este trastorno mental, lo primero es identificar cuáles son sus características y que sí es real sobre el mismo. 

Aunque sí es verdad que se presenta en un mayor número de mujeres, no es exclusivo y también se presenta en hombres, sin embargo puede confundirse fácilmente en ellos ya que se expresa más en torno a la agresión. Es un trastorno complejo, entre la neurosis y la psicosis, que corresponde a ambos géneros y se caracteriza por tener comportamientos muy erráticos con excesivo miedo al abandono, lo que puede provocar que se tengan reacciones excesivas o que no parecen ‘normales’. También puede ser que se tenga un alto nivel de tristeza en forma de enojo, pues ésta se presenta como odio.

Se caracteriza por impulsividad, agresividad y arranques, gran intensidad sin puntos medios (querer y odiar sin pasar por enmedio), puede ser que haya dismorfia corporal (verse a sí mismo de forma distinta a la realidad), y sobre todo hay un profundo miedo al abandono. 

El diagnóstico debe ser efectuado por un especialista y el abordaje debe ser multifactorial debido a las características del trastorno mismo: se debe tratar con una psicoterapia especializada en cuestión clínica y se debe de sumar un fuerte apoyo por parte de la familia para lograr una mejora continua. Con la psicoterapia se adquieren herramientas para que a través del autoconocimiento se llegue a la autorregulación, con lo que se logrará regular las emociones y la impulsividad; con el apoyo familiar, aunado al tratamiento psiquiátrico y psicoterapéutico, se tienen mejores pronósticos de recuperación.

Al ser una enfermedad crónica degenerativa requiere un tratamiento que se lleva de por vida, con el tratamiento adecuado está comprobado que las reacciones impulsivas, los miedos, las crisis y otros síntomas van disminuyendo con los años. Si no es atendida, la persona que lo padece tendrá problemas en todos los aspectos de su vida pues va imposibilitando las relaciones humanas y provoca aislamiento.