El proceso de deterioro cognitivo tiene una implicación familiar y obliga a cada integrante de la familia a conocer el proceso por el que va a pasar el adulto mayor. Cada proceso de vejez y de demencia es diferente, por lo que hay que involucrarse con creatividad.
Por: Mosaico Medios
El proceso de deterioro cognitivo tiene una implicación familiar y obliga a cada integrante de la familia a conocer el proceso por el que va a pasar nuestro adulto mayor, hay que ser empáticos sin estigmatizar (“es como un niño”), tenemos que ser partícipes y encargarnos como hijos, incluso hasta como ejemplo para nuestros propios hijos que en un futuro harán lo mismo por ti. Así también, hay que prepararse uno mismo para la propia vejez. Debemos prepararnos para este proceso y convivir con gente mayor en cualquier edad que tengamos.
Lo mejor para un paciente con deterioro es siempre mantener una rutina con el fin de conservar las funciones que todavía tiene, pues las que ha perdido podrá recuperarlas en cierta parte pero no al 100%. Actividades como tener conversaciones, frecuentar a los amigos, cocinar, jugar, entre otras, van a ayudar a que la persona llegue menos rápido a la dependencia. Es importante que la familia se involucre y se establezca un vínculo dentro de una rutina en la que asista a talleres, tenga actividad física y convivencia con otras personas. Debe de ser una rutina personalizada, sin obligar a realizar actividades que nunca ha hecho, sino que abarque las actividades que habitualmente hacía pero con los cuidados necesarios, por ejemplo en la cocina: brindando ayuda con los aspectos riesgosos como cortar y usar la estufa. Esto también le ayudará mucho en el aspecto emocional. Cada proceso de vejez y de demencia es diferente, por lo que hay que involucrarse con creatividad.
Un aspecto a tomar en cuenta es que el proceso de demencia puede ir acompañado de depresión y cada padecimiento tiene que ser tratado por sí mismo pues el impacto de la depresión y la ansiedad empeorarán el deterioro cognitivo. Como acompañantes o familiares, debemos tomar en cuenta que el presionar a que sea la misma persona de antes o realice todo lo que hacía puede ser muy angustiante para él o ella, por lo que debemos buscar más bien el acompañarlos, cambiar el “Hazme unos chilaquiles como antes”, por “Vamos a hacer unos chilaquiles entre los dos”, por ejemplo.
Es igual de negativa la sobreprotección que la violencia y el maltrato. Los adultos mayores tienen voz y autonomía, aunque necesiten ayuda para tomar ciertas decisiones. Busquemos tratarlos como nosotros queremos que nos traten cuando lleguemos a esa etapa.
En el caso de las personas que aún no tienen deterioro, existen muchos clubes de día o centros sociales dedicados a que los adultos mayores tengan actividades de calidad, en los que regresan a su casa a descansar después de varias actividades durante el día como actividad física, socialización y ejercicios cognitivos. Se recomienda que los adultos mayores se ocupen en algo adicional que los haga sentir productivos.
Socialmente hablando, debemos quitarnos de la mente la idea de que los adultos mayores deben ya de descansar, dormir más o no deben hacer ciertas cosas por su edad, al contrario, hay que promover el que continúen con sus actividades el mayor tiempo posible. Para todo esto se necesita disposición de tres partes: el adulto mayor, su familia y la sociedad.
La vejez es de todos y tenemos que involucrarnos.