Estigmas del trastorno bipolar y sus consecuencias en las relaciones sociales

Para empezar a combatir los estigmas de un trastorno mental, el primer paso es informarnos sobre la enfermedad en sí misma y el desarrollo de su estigma. Aquí te guiamos para poder comprender con mayor facilidad todas las afectaciones que tiene sobre la vida social de la persona con el diagnóstico.

Por: Mosaico Medios

 

El trastorno bipolar es una enfermedad del estado de ánimo que oscila en los dos extremos: depresión (suele ser más intensa que la depresión unipolar y puede tener síntomas atípicos) y la elevación del estado de ánimo que puede ser manía (con duración de al menos una semana de autoestima exagerada, aumento en energía, el juicio sesgado por el estado de ánimo) o hipomanía (sus síntomas son similares pero con menor duración, de al menos 4 días). Este trastorno va produciendo cambios a lo largo del tiempo e impacta la calidad de vida de la persona que lo padece.

El estigma a veces pesa más que la propia enfermedad porque refuerza sus atributos negativos y éstos acaban generando un rechazo hacia compartir una relación con estas personas, no tanto por los cambios que presenta la persona en realidad y acompañarlo en el proceso sino por lo que representa el cargar con el estigma en sí mismo, entonces la gente elige no llevarse esos problemas y se le hace fácil sustituirlo con alguien distinto. 

En el caso de la familia, llegan a relegar a la persona pues lo sienten como un estigma para la familia entera y no solamente sobre la persona diagnosticada. Uno de los mecanismos de defensa primarios de los seres humanos es la ‘identificación proyectiva’ la cual hace que el individuo proyecte en los demás su temor o algo que haya en sí mismo. La familia podría proyectar en su familiar con trastorno bipolar una serie de problemas que están en la familia pero como él/ella es el/la inestable y el/la que tiene el diagnóstico la familia pone ahí el problema, entonces la persona se siente constantemente atacada, enfurece y termina actuando lo que le proyectaron de tantas veces que ha recibido esas acusaciones. 

A gran escala, todo lo anterior se refleja en lo social, en las relaciones personales e incluso los medios terminan reafirmando los estigmas. Un ejemplo de cómo ocurre esto es cuando una personalidad pública o de la farándula tiene un diagnóstico y como se sabe públicamente ahora cualquier cosa que haga o no quiera hacer frente a los medios ya es señalado como un ataque de trastorno bipolar sin importar si realmente es parte de la enfermedad o no.