Nadie nos enseña a ser padres pero sí podemos aprender por parte de los profesionales de la salud mental qué estilo de crianza es el mejor y en qué consiste para poder implementarlo en nuestra labor como padres, pues de esto dependerán las características y capacidades que desarrollen nuestros hijos en cuanto a desempeño social, relaciones interpersonales e incluso trastornos mentales.
Por: Mosaico Medios
Los estilos de crianza inevitablemente están influidos por las siguientes circunstancias:
- El temperamento (el carácter) de los padres.
- La propia experiencia de vida de los padres.
- El entorno cultural y social en el que se vive.
- Depende de las herramientas adquiridas por los padres a lo largo de su vida en cuestión de autoconocimiento y capacidad de regulación de emociones.
Existen cuatro tipos distintos de estilo de crianza generales:
- Estilo democrático: en el que se dan muestras de afecto explícitas y apoyo a los hijos, hay sensibilidad a las necesidades emocionales de los niños y hay interés por sus asuntos. Al mismo tiempo se les exige cumplir normas claras y se establecen límites concretos utilizando el reforzamiento positivo para establecer disciplina.
*Este es el estilo ideal para el desarrollo general de tus pequeños pues lleva a establecer relaciones entre padres e hijos cercanas, cálidas, afectuosas y comunicativas.*
→ Características que se logran en los niños: alta autoestima, confianza en sus capacidades con tolerancia a la frustración pues no se rinden con facilidad y se esfuerzan por lograr lo que quieren, son capaces de pensar antes de actuar.
- Estilo autoritario: las normas, el control y la exigencia son de suma importancia, las emociones de los niños y el afecto no son la prioridad, el cariño no se expresa sino que se da por sentado, hay imposición en lugar de reflexión.
→ Características en los niños: baja autoestima y sensación de que si se cuestiona ya no los van a querer.
- Estilo permisivo: altos niveles afectivos y emocionales pero hay carencia en la exigencia,
→ Características en los niños: los hijos gobiernan la relación con los padres, no conocen límites, tienen poca tolerancia a la frustración y se rinden fácilmente al intentar lograr algo, pueden ser muy alegres y expresivos pero son inmaduros e incapaces de lograr relaciones interpersonales sanas y profundas.
- Estilo indiferente: hay poca atención en ambos sentidos, tanto en el ámbito afectivo como en el de disciplina y al mismo tiempo buscan ser controladores, no hay claridad ni constancia en las reglas.
→ Características de los hijos: Tienen problemas de identidad, baja autoestima, les cuesta mucho trabajo funcionar en la sociedad pues no comprenden las normas y no tienen empatía.
Es importante reflexionar como padres si la percepción que tenemos sobre la labor que llevamos a cabo es consistente con la que perciben los demás miembros de la familia y sobre todo nuestros hijos, pues si es inconsistente hay que reflexionar: ¿qué parte de nosotros es la que van a recordar nuestros pequeños? ¿la permisiva y afectuosa o la del enojo y el control cuando no somo tolerantes? Esto marcará la manera en que van a ejercer su propia paternidad a futuro.