Como padres, lograr el estilo de crianza ideal puede decirse fácil pero requiere de un constante trabajo personal y con la familia. Aquí te compartimos algunas recomendaciones puntuales que dan los especialistas para lograr los mayores beneficios para el desarrollo de tus hijos.

Por: Mosaico Medios

#1. Tiene que haber coherencia entre las normas y valores que se transmiten por parte de todos los miembros de la familia involucrados en la crianza de los niños: ambos padres, abuelos u otros cuidadores primarios, etc.

Tip: Hagan acuerdos concretos entre todos los involucrados en la crianza, platicando constantemente cada situación específica y cómo se va a abordar para que sea coherente y constante para los pequeños, sin importar al cuidado de quién se queden ya sean los abuelos, tíos, u otros familiares que apoyen.

#2. Es muy importante definir claramente el rol que funge cada miembro de la familia, es decir, los niños deben saber con claridad quién es mamá, quién es papá, quiénes son abuelos, etc. No se deben mezclar las funciones de cada uno, por ejemplo: aunque sea la abuela quien los cuide durante el día, hay que dejarles claro que su mamá es una persona distinta a la abuela y la abuela, en su rol de abuela, lo cuida cuando su mamá trabaja, pero eso no significa que se convierta en una segunda mamá.

Tip: Evita sobrenombres que confundan al niño como decirle “mamá María” a la abuela o cualquier referente a ser una segunda madre. Hagan ajustes constantemente pues no es una labor que se resuelva sentándose un día a platicar.

#3. Los padres son los primeros que deben procurar su salud mental y trabajar con uno mismo para identificar sus propias habilidades y carencias, ya que los niños replican y aprenden del ejemplo, imitan las acciones y reacciones de los padres.

Tip: Si ya identificaste tus propias formas de afrontamiento y mecanismos o si ya te diste cuenta que tu hijo o hija está imitando tus aspectos negativos, trabaja en ellos desde ti mismo, por ejemplo si ya identificaste que estas siendo muy iracundo con tu hijos por cualquier situación, trabaja en tu propia regulación emocional. Te recomendamos también asistir a talleres y cursos para ampliar tu conocimiento en el tema y procurar tu propio estado de salud mental con una terapia profesional. 

#4. Alienta a tus hijos a que adquieran otras formas de enfrentar las situaciones que no sean las tuyas, anímalos a que tomen decisiones por ellos mismos y cuando los veas más resolutivos y seguros déjales saber que eso que están haciendo es válido y posible, por ejemplo si no tiene miedo de ciertas situaciones en las que tú como padre sí tendrías o cuando quieren probar un sabor nuevo de helado y dejar el que les gusta. De esta manera irán comprendiendo lo que implica el tomar esa responsabilidad, que elegir una cosa implica dejar otra y aprenderán a aceptar las consecuencias que implica su elección.

#5. La terapia infantil sirve para empoderar a los niños en el espacio de juego, es decir, para hacerles saber que ellos son capaces y cuentan con habilidades, para que logren identificar sus emociones. El juego es algo tan suyo y que dominan tanto como niños que son, que es en ese espacio en donde pueden creer que dominan su mundo y así pueden empezar a resolver mucho mejor.

Tip: No te quedes con el prejuicio de que son demasiado jóvenes como para asistir a un proceso terapéutico o que jugar no sirve de nada, ayuda a tus pequeños a expresarse por medio del juego y dales la oportunidad de ir a una terapia de juego cuando percibas dificultades. Involúcrate también tú como padre en este proceso terapéutico pues recuerda que los niños son el síntoma de los padres y el trabajo deberá ser en colaboración en conjunto. 

#6. Es muy importante hacerle saber a los niños que sus emociones, sentimientos y vivencias valen, que aunque no las compartamos tienen validez.

Tip: Escucha siempre con atención a tus pequeños y déjales claro que reconoces y respetas lo que sienten sin juzgarlos, también déjales saber que siempre pueden hablar contigo y que tú escucharás.